P.D. Este texto fue escrito un 27 de noviembre
A causa de una profunda necesidad de liberar de alguna manera todo lo que ahora mismo pienso sin orden premeditado… Esta noche escribo. Es sábado, 11:34 p.m. Estoy en la cama. El computador sobre mis piernas, el televisor prendido pero en silencio. Siento frío. Decidí ponerme un par de medias, son moradas. Escondo mi pelo entre un hoodie negro y cubro la mitad de mis manos con las mangas.
Afuera la música suena fuerte, es salsa. Me basta para no tener que poner música por mi cuenta. Hace 20 minutos me estaba quedando dormida sobre la cama, con la ropa puesta, hasta los zapatos. Enfrentándome al cansancio con un mínimo de ímpetu decido levantarme y dedicar unos minutos a ese breve y a veces absurdo ritual nocturno que practico antes de dormir.
Mañana cumplo años y, últimamente, he tenido algunos pensamientos y preguntas. Me pregunto si debería tener una gran celebración o si debería quedarme en mi casa, cerrar las cortinas, pedir una pizza, apagar mi celular y desaparecer un rato…
Cierta intriga ha generado en mí, el morbo de saber a qué me estoy acercando o de qué me estoy alejando. Quisiera, por momentos, sabotear esta línea de tiempo llamada vida y adelantarme un poco. A veces tengo afán.
No sé si he aprendido mucho o he aprendido lo esencial. A veces también me pregunto si realmente he aprendido. Se habla de aprendizajes con el pasar de los años, yo solo me atrevería a sumar unas cuantas certezas.
Años atrás me obsesionaba con encontrarle sentido a todo. Me inquietaba entender los “por qué” y quería obtener respuestas casi siempre. Buscaba que una cosa encajara con otra como un mueble que se arma. Hastiada de cuestionarme decidí concluir que tengo un “mueble» interior que cuando logra acomodarse, se afirma, aún cobrándole piezas.
Me siento más contradictoria que nunca, enfrentando mis constantes pensamientos “sobrepensados”. En este punto este texto seguirá sin orden, pero tal vez con un sentido. Me pregunto si volveré a enamorarme o si sigo enamorada. Un estado alberga la emoción de lo incierto y el otro lo estremecedor de sentirlo. Me pregunto por qué he querido ser más una estación que un destino.
Largos periodos de incertidumbre que nos agobian y no encontramos un propósito, todo es un sin sentido…
Gracias por escribir, qué lindo se siente conocerte todos los días un poco. Leerte es tan hermoso como escucharte. Le deseo siempre lo mejor a la más linda de mi ciudad.
Me gusta tu estilo para escribir, creo que logras plasmar perfectamente tus pensamientos y sentimientos del momento. Tu personalidad se me hace de los más interesante (es verdad, no es solo por decirlo).